La NASA lanzó la misión PREFIRE para estudiar las regiones polares de la Tierra

Los datos conducirán a mejores predicciones sobre cómo afectará la crisis climática al nivel del mar, el clima, la nieve y la capa de hielo, dijo la NASA.

D-Interés 25 de mayo de 2024

La NASA lanzó el primero de dos satélites de investigación que medirán cuánto calor se pierde en el espacio desde el Ártico y la Antártida.

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El satélite del tamaño de una caja de zapatos despegó este sábado a las 7:42 p.m., hora local (3:42 a.m. ET) a bordo de un cohete Rocket Lab Electron desde el complejo de lanzamiento de Rocket Lab en Mahia, en Nueva Zelandia. La compañía confirmó el exitoso despliegue del satélite a las 8:35 p.m., hora local (4:35 a.m. ET).

La misión científica climática, conocida como Energía Radiante Polar en el Experimento de Infrarojo Lejano, o PREFIRE, tiene como objetivo mejorar la comprensión de los científicos sobre cómo el vapor de agua, las nubes y otros elementos de la atmósfera de la Tierra atrapan el calor y evitan que se irradie hacia el espacio.

Los datos recopilados servirán de base para los modelos climáticos y, con suerte, conducirán a mejores predicciones sobre cómo afectará la crisis climática al nivel del mar, el clima, la nieve y la capa de hielo, dijo la NASA.

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La Tierra absorbe mucha energía del sol en las regiones tropicales. El clima y las corrientes oceánicas mueven esa energía térmica hacia los polos, donde el calor se irradia hacia el espacio. Gran parte de ese calor se encuentra en longitudes de onda del infrarrojo lejano y nunca antes fue medido sistemáticamente, añadió la NASA.

PREFIRE está compuesto por dos CubeSats equipados con sensores de calor en miniatura especializados. La fecha de lanzamiento del segundo satélite se anunciará poco después del lanzamiento del primero, dijo la NASA.

Una vez que ambos sean lanzados, los dos satélites estarán en órbitas asincrónicas casi polares, pasando sobre un punto específico en diferentes momentos, mirando la misma área con pocas horas de diferencia entre sí.

Hacerlo debería permitir a los satélites recopilar datos sobre fenómenos que ocurren en una escala de tiempo corta y requieren mediciones frecuentes, como por ejemplo cómo la cantidad de nubes afecta la temperatura en la Tierra debajo de ellas. (CNÑ)

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