Así será el cónclave que definirá al sucesor de Francisco

La muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril abrió oficialmente la sede vacante en el Vaticano y puso en marcha uno de los procesos más herméticos y antiguos del mundo: la elección de su sucesor. De acuerdo con lo anunciado por el camarlengo, cardenal Kevin Farrell, el cónclave comenzará el lunes 5 de mayo de 2025 en la Capilla Sixtina, cumpliendo con el plazo establecido de entre 15 y 20 días tras el fallecimiento del pontífice.

La Capilla Sixtina ya se prepara para recibir a los 117 cardenales menores de 80 años que tendrán derecho a voto, según confirmó la Oficina de Prensa del Vaticano. Aunque el total de cardenales electores menores de 80 asciende a 135, no todos podrían participar debido a problemas de salud o logística.

Durante las congregaciones generales, los cardenales han estado debatiendo no solo el perfil ideal del próximo papa, sino también los enormes desafíos que enfrenta la Iglesia Católica en un contexto global cada vez más secularizado y atravesado por tensiones internas.

¿Cómo será el procedimiento del cónclave?

El proceso, regido por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, mantiene un ritual cargado de simbolismo y secretismo: los cardenales son aislados del mundo exterior, sin teléfonos, internet, televisión ni periódicos. Cualquier intento de violar este aislamiento puede invalidar la elección.

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Cada día de cónclave incluye dos votaciones por la mañana y dos por la tarde. Si al cabo de tres días no se alcanza el consenso de dos tercios, se realiza una pausa de oración y reflexión antes de reanudar las votaciones. Los votos se emiten en papeletas con la inscripción latina Eligo in Summum Pontificem ("Elijo como Sumo Pontífice").

Desde la chimenea instalada en el techo de la Capilla Sixtina, el mundo entero estará atento a una señal simple pero contundente: humo negro indicará que no hay acuerdo, humo blanco que un nuevo papa ha sido elegido.

La duración media de los últimos diez cónclaves fue de tres días. El de 2013, que consagró a Francisco, duró apenas dos días y cinco votaciones.

¿Quiénes son los favoritos?

Entre los nombres que suenan con más fuerza para suceder a Francisco figuran el cardenal Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano, y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, exarzobispo de Manila y figura relevante dentro de la Curia romana.

Parolin, un diplomático de larga trayectoria, es visto como un candidato de continuidad moderada, mientras que Tagle representa una opción más orientada hacia las iglesias del sur global, en sintonía con la creciente presencia de fieles en Asia y África. Además, Tagle, quien tejió una estrecha relación de confianza con Francisco durante su pontificado, es considerado uno de sus favoritos dentro de la Iglesia.

De los 117 electores, Europa sigue teniendo el peso más fuerte con 54 cardenales, aunque la representación de América del Sur, África y Asia ha crecido notablemente. Argentina contará con al menos un representante entre los electores, aunque el bloque más numeroso será el italiano, con 17 cardenales.

La elección del nuevo pontífice podría definirse antes del 10 de mayo, permitiéndole presidir el Jubileo de las Cofradías el 17 de mayo en Roma, evento central dentro del Año Jubilar 2025.

Un momento decisivo para la Iglesia Católica

Más allá de los nombres propios, el próximo papa deberá enfrentar desafíos monumentales: el avance de la secularización en Europa, las tensiones geopolíticas que impactan a comunidades católicas en el mundo, las denuncias de abusos sexuales que aún afectan a la Iglesia, y la necesidad de reformas internas largamente postergadas.

El cónclave no solo definirá a un nuevo líder espiritual para más de 1.300 millones de fieles, sino que también dará señales sobre el rumbo político, social y doctrinal que tomará el Vaticano en las próximas décadas.

Mientras tanto, Roma se blinda: se han incrementado las medidas de seguridad, se activaron protocolos de aislamiento para los cardenales, y el mundo entero se prepara para una de las decisiones más trascendentales del siglo XXI.