¿Desde Salto amenazan de muerte a Gabriela Cerruti?

En Salto, la intolerancia política de Juntos por el Cambio volvió a sumar un nuevo capítulo. Al traspié que sufrió el espacio en las últimas elecciones a mano del intendente Ricardo Alessandro, quien se impuso ampliamente como el candidato más votado, otro dolor de cabeza sacude las filas opositoras hoy comandadas por el radical Esteban Dordoni.

En el centro de la polémica quedó la concejal Mónica Pereyra, cuya casa fue allanada por la Policía Federal el miércoles por la mañana en el marco de una denuncia por presuntas amenazas contra la vocera presidencial, Gabriela Cerruti.

Nueve efectivos ingresaron a la propiedad ubicada en la calle Sanabria, entre Aristóbulo del Valle y Sarmiento, luego de que se hiciera efectiva una causa por amenazas vía redes sociales por parte de su hijo.

Esteban Dordoni (centro) candidato a intendente de Juntos por el Cambio.

Esbozando un tibio intento de disculpas, la edil reconoció que “seguramente hubo una agresión”  del menor de 16 años, quien “no midió las consecuencias de sus actos”.

Según el relato de la concejal opositora, el menor milita en las filas del libertario Javier Milei, un espacio caracterizado por la falta de tolerancia y la agresión verbal, que instiga en forma permanente a la violencia y que expresa el rencor, el resentimiento y un deseo de aniquilación del otro.

Pereyra intentó esquivar la pelota, sin vergüenza, alegando ante los medios locales que “mientras hay delincuentes, asesinos y narcotraficantes, vienen a mi casa y hacen un operativo así. ¿Cuál es el mensaje que quieren dar?”.

Mónica Pereyra, concejal de Juntos por el Cambio.

La concejal, que debería dar un ejemplo de responsabilidad social e institucional ante los ciudadanos, optó por atribuir a los hechos a “cuestiones política”, sin el más mínimo ápice de arrepentimiento por el accionar de su hijo.

En las próximas horas se conocerá en qué contexto se dieron las supuestas amenazas para determinar las consecuencias judiciales. Lo cierto es que, a esta altura, el grave hecho significó otro dolor de cabeza para el conjunto del tambaleante bloque opositor.