BELGRANO, UN LEGADO QUE NOS INTERPELA

La exministra de economía, Silvina Batakis y el ex senador Juan Manuel Pignocco, analizan el presente en la biografía de Manuel Belgrano.

Política27 de febrero de 2020 Redaccion GLP
¿Pasado o presente? En el año que se conmemoran 200 años de la muerte del General Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, es necesario recordar que no solo sus acciones dejaron una marca en el pasado, sino también un legado eterno.
BELGRANO, UN LEGADO QUE NOS INTERPELA
Por Silvina Batakis y Juan Manuel Pignocco.-
Como ya sabemos, este año se conmemoran los 200 años de la muerte de Manuel Belgrano y 250 de su nacimiento.
Durante muchos años, la historiografía y el saber popular no fueron del todo justos con él. Recordado fundamentalmente por la creación de nuestra Bandera Nacional, hubo que esperar a 1969 para que por primera vez apareciera en nuestros billetes de circulación legal.
Belgrano fue ante todo un hombre de Revolución. Sabemos que fue abogado, cumplió funciones de economista, de educador, de periodista, de diplomático y de militar. Todo ello demostró su compromiso revolucionario con la independencia y la construcción de la soberanía nacional.
Pocos pueden ser dueños de tal virtud y proeza en nombre del bien público.
Belgrano provenía de una familia acomodada, de muy buen pasar, eso le permitió estudiar en la Universidad de Salamanca, donde se destacó rápidamente.
Pero fueron esas “lecturas prohibidas” a las que tuvo acceso las que lo transformaron en revolucionario. No fue la formación tradicional de la Universidad Pontificia, sino sus lecturas de Rousseau, Quesnay, Montesquieu y Adam Smith las que lo convencieron de que era posible llevar adelante una transformación tal en las Provincias Unidas de Sud América.
A su vuelta de España se dedicó a pensar y actuar, sobre comercio internacional, agricultura, educación, industria. Esos eran los pilares de una sociedad libre para él. Logró aunar en sus formulaciones el pensamiento de la época con las tradiciones de la América del Sur.
Rápidamente fue parte de la fundación del primer periódico, el Telégrafo Mercantil, desde donde cumplió una gran labor periodística divulgando las ideas en las que tanto creía.
En sus escritos mostraba estar preocupado por la educación, no solamente de los niños sino también de las niñas, para incluirlas con educación en el proceso de desarrollo que necesitaba el pueblo argentino. Fundó varias instituciones educativas orientadas a la agricultura y la navegación.
En un momento en que la agricultura no se valoraba aún, Belgrano insistía en la importancia de la siembra y del conocimiento al servicio de dicha actividad. Al mismo tiempo no dejaba de ver con preocupación la existencia de tierras improductivas, y cuánto atentaban las enormes diferencias sociales contra el crecimiento de la actividad. Buscaba promover el desarrollo de los labradores y castigar a quienes no pusieran sus tierras en producción. Se indignaba con la corrupción de los comerciantes españoles dedicados a lucrar sin mesura gracias al monopolio y, sobre todo, consideraba que las poblaciones originarias de América debían tener un lugar importante en la futura nación.
Belgrano, junto con su primo Juan José Castelli y Bernardo de Monteagudo, fue uno de los que defendió la distribución democrática de la tierra, proyecto que sería derrotado, triunfando la continuidad y profundización de la tenencia latifundista que tanto ha signado hasta el día de hoy nuestra historia económica y social.
Fue protagonista de aquel Cabildo donde se conformó el Primer Gobierno Patrio, del que fue vocal. Las diferencias entre morenistas y saavedristas impulsaron a que se le solicitara partir en el Ejército hacia Asunción, para garantizar la Revolución en el Paraguay.
Belgrano aceptó, sabiendo que implicaba para él un desafío, pero estuvo a la altura de las circunstancias. Se había formado en las milicias de Buenos Aires, y había participado de la lucha contra el invasor inglés en 1806. Era un hombre dispuesto a poner mente y cuerpo al servicio de la Revolución.
Mal le paga el gobierno patrio, iniciándole un proceso judicial por sus derrotas en el frente. Quizás no estamos tan lejos de aquellos procedimientos injustos que demostraban grandes internas políticas. Y son sus soldados quienes lo defienden; no es posible encontrar declaraciones que inculpen a Belgrano de traidor, sino todo lo contrario. Queda en evidencia que ha sido un hombre que se ha manejado como un soldado más, sin lujos ni ostentaciones, sin privilegios. Valiente y humilde, y sobre todo con convicción y vocación hacia la Patria.
En su desempeño en la Campaña al Alto Perú también tuvo derrotas -Vilcapugio y Ayohuma-, pero más importantes fueron sus triunfos, que garantizaron la continuidad y éxito de la Revolución. Sin las batallas de Salta y de Tucumán el proceso revolucionario no hubiese sido posible. Así que mucho le debemos al Belgrano militar.
Junto con Bernardino Rivadavia realizó un viaje diplomático para obtener apoyos a la nueva nación, y a su vuelta, observando el panorama de regreso a la monarquía en Europa, plantea en el Congreso Constituyente de Tucumán el proyecto de coronar un Rey Inca, como modo de organizar el subcontinente, incorporando a toda la enorme nación inca, y además, adoptando también el modo de tenencia colectiva de la tierra.
Sus planes fueron denostados por los representantes de la provincia de Buenos Aires.
Sabemos también que Belgrano murió pobre, único prócer que falleció en estas tierras. Sus grandes amores también salieron de lo común y fruto de ellos fueron sus dos únicos hijos. Pedro Pablo Rosas y Belgrano nació de su relación con Josefa Ezcurra, no fue reconocido por sus padres y de su crianza se ocuparon Juan Manuel de Rosas y su tía Encarnación Ezcurra.  Josefa - casada con un español de Navarra que se había marchado a España luego de la Revolución - lo acompañó incluso al campo de batalla en la campaña del Norte. Con otra de sus amantes, María Dolores Helguero y Liendo, tuvo también una hija, Manuela Mónica Belgrano, a quien tampoco reconoció pero de quien se ocupó económicamente.
Belgrano escribió prolíficamente sobre libre comercio, sobre la importancia de la industria, sobre el fundamental hecho de preferir los productos locales a los extranjeros, sobre la sustentabilidad de la agricultura, recomendando plantar un árbol por cada uno que se talara
Releer a Belgrano parece cosa de actualidad.

Te puede interesar
Populares

Suscríbete al Resumen de Noticias para recibir periódicamente las novedades en tu email