¿Qué implica la desregulación de la importación de alimentos?

El gobierno de Javier Milei dio un paso más en su agenda de desregulación al promulgar el Decreto 35/2025, publicado hoy, 20 de enero, en el Boletín Oficial. Esta nueva normativa modifica el Código Alimentario Argentino y tiene como objetivo simplificar los trámites vinculados a la importación y exportación de alimentos, en un intento por agilizar el comercio y facilitar el acceso a productos alimenticios tanto para el mercado interno como para los mercados internacionales.

¿Qué establece el Decreto 35/2025?

El decreto firmado por el presidente Javier Milei, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y el ministro de Salud Mario Lugones, propone una reducción de las restricciones burocráticas que hasta el momento gravaban la importación de alimentos. En esencia, la medida permite que los productos alimenticios importados que provengan de países con estándares de control alimentario "similares o superiores" a los de Argentina puedan ingresar sin la necesidad de cumplir con los estrictos requisitos establecidos por el Código Alimentario Argentino.

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El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, explicó en su cuenta de X (ex Twitter) que esta desregulación tiene como objetivo "lograr alimentos más baratos para los argentinos y más alimentos argentinos para el mundo". Según Sturzenegger, la medida no solo permitirá una reducción de los costos para los consumidores locales, sino que también facilitará la inserción de los productos nacionales en mercados internacionales al eliminar barreras regulatorias innecesarias.

Simplificación de trámites

El principal atractivo de esta medida para los empresarios y productores del sector alimentario es la simplificación de los trámites. A partir de ahora, se eliminarán una serie de requisitos burocráticos que las empresas debían cumplir para poder exportar productos alimenticios, como el registro y autorización de muestras, productos, establecimientos y utensilios. Según el decreto, estos trámites eran considerados "innecesarios" dado que los países importadores ya fijaban sus propios requisitos para la aceptación de los productos.

En cuanto a las importaciones, Sturzenegger explicó que "los alimentos con certificación en países de alta vigilancia podrán entrar sin restricciones al país y serán automáticamente incorporados al Código Alimentario Argentino", lo que elimina la necesidad de realizar trámites adicionales en Argentina.

El costo de la desregulación

Sin embargo, la desregulación de los controles sanitarios ha generado algunas preocupaciones. Si bien el gobierno sostiene que esta medida busca facilitar el comercio y reducir la burocracia, la simplificación de los trámites podría poner en riesgo la seguridad alimentaria de los argentinos. El decreto establece que los productos alimenticios provenientes de países con controles sanitarios "similares o superiores" a los de Argentina podrán ingresar sin cumplir con los requisitos más estrictos del Código Alimentario Argentino, lo que genera dudas sobre la efectividad de los controles sanitarios en estos productos.

El riesgo es que la presunción de equivalencia en los estándares sanitarios no siempre se corresponda con la realidad. Existen diferencias en la implementación de las normativas en cada país, y las condiciones locales pueden variar. Esto podría dar lugar a la circulación de alimentos que no cumplan con los mismos niveles de calidad y seguridad que los establecidos en Argentina, lo que podría afectar la salud de los consumidores.

El impacto sobre la industria nacional y los consumidores

El gobierno se ha comprometido a facilitar la producción y exportación de alimentos, levantando las "mochilas" regulatorias que pesaban sobre los productores argentinos. "De ahora en más no podrá pedirles nada [a los productores], y solo estará para emitir los certificados que el productor le requiera por ser requerimientos del país importador", afirmó Sturzenegger, destacando que la medida tiene como objetivo que el Estado se ponga al servicio del productor y deje de interferir en su actividad.

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Desde la óptica de los productores, la medida puede significar una oportunidad para reducir costos y aumentar la competitividad en el mercado global. Sin embargo, la gran pregunta es si este enfoque de desburocratización no estará sacrificando la protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos, particularmente en lo que respecta a la seguridad alimentaria.

¿Una medida positiva o un riesgo innecesario?

El Decreto 35/2025 marca un hito en la desregulación del sector alimentario, buscando reducir la burocracia y facilitar tanto la importación como la exportación de productos alimenticios. Sin embargo, es esencial que el gobierno revalúe el impacto de esta medida en la salud pública. Si bien la desburocratización puede ser positiva para la economía, la flexibilización de los controles sanitarios podría abrir la puerta a productos de menor calidad que representen un riesgo para los consumidores.

En lugar de reducir los controles, sería prudente que el gobierno garantice que los productos importados mantengan los más altos estándares de seguridad, priorizando siempre la salud pública por encima de los intereses comerciales.