Caputo pidió que los dólares “de los colchones” empiecen a circular: “¿Por qué no usarlos?”

Durante una exposición ante empresarios en el 11° Latam Economic Forum, el ministro de Economía, Luis Caputo, planteó una de sus definiciones más llamativas del último tiempo: la intención de movilizar los USD 200.000 millones que, según estimó, los argentinos guardan fuera del circuito formal. “¿Por qué no usarlos?”, se preguntó ante un auditorio colmado en Parque Norte.

A tono con el optimismo que viene desplegando el Gobierno nacional respecto al rumbo económico, Caputo se mostró convencido de que el país atraviesa una etapa de estabilidad “inédita”, gracias al nuevo esquema sin emisión monetaria, con superávit fiscal y un tipo de cambio estable. Según su diagnóstico, es momento de comenzar a remonetizar la economía, no solo en pesos sino también en dólares.

El nuevo plan: menos deuda pública, más crédito al sector privado

El ministro explicó que el bajo nivel de monetización del sistema financiero argentino fue una consecuencia buscada por el plan económico inicial del Gobierno, con el objetivo de controlar la inflación y las presiones cambiarias. Ahora, dijo, esa tendencia debe revertirse de forma “gradual” para permitir la reactivación del crédito, el consumo y, eventualmente, la inversión privada.

“Los bancos empiezan a trabajar de bancos nuevamente”, ironizó Caputo, al marcar que durante años las entidades colocaban sus depósitos en títulos públicos. En su visión, con la nueva orientación económica, el sistema financiero podrá volver a prestar al sector privado, lo que contribuiría a recuperar la actividad económica sin poner en riesgo la estabilidad cambiaria.

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El turno de los dólares: “Con factura”

Uno de los momentos más comentados del discurso fue cuando Caputo hizo referencia directa al ahorro informal en dólares. “Hay USD 200.000 millones en los colchones, entonces ¿por qué no usar esos dólares que ya la gente tiene?”, lanzó. En línea con esa mirada, aseguró que el Gobierno avanzará con medidas para facilitar que esos fondos comiencen a circular en el mercado formal, compitiendo con el peso.

Aunque evitó dar detalles, confirmó que habrá anuncios en los próximos días. Al ser consultado por Darío Epstein, organizador del evento, sobre si se permitirán transacciones en dólares como ocurre actualmente en el barrio de Once, Caputo respondió con una condición: “Sí, pero con factura”.

Promesas de baja de impuestos y crecimiento sostenido

Más allá de la remonetización, el ministro delineó un horizonte de reducción impositiva si se consolida el crecimiento. Dijo que si la economía avanza al 6% anual durante los próximos siete años, se podrá reducir la carga tributaria en 1,5 puntos del PBI por año, lo que equivaldría a una “devolución” de USD 420.000 millones al sector privado. En un escenario más optimista, con un crecimiento del 8%, ese monto se elevaría a USD 550.000 millones.

“Es factible para una Argentina ordenada”, consideró Caputo, aunque sin explicar cómo se alcanzaría ese nivel de expansión en un país que todavía convive con caída de la actividad, alta inflación acumulada y recesión en sectores clave.

El ministro se mostró satisfecho: “Las promesas se cumplieron”

En el inicio de su intervención, Caputo repasó algunas de las metas del Gobierno y las dio por cumplidas. “El año pasado vine acá e hice algunas promesas. Hoy me pone contento que esas promesas se hayan cumplido”, dijo. Entre los logros, mencionó el crecimiento económico al 6%, una mejora del 15% en los salarios reales y el supuesto descenso de 10 millones de personas en situación de pobreza.

También destacó el respaldo que, según él, recibió el plan económico por parte de figuras internacionales. Citó a Kristalina Georgieva, titular del FMI, y al secretario del Tesoro de Estados Unidos como ejemplos del aval que tendría el rumbo que tomó el país desde diciembre.

Del “modelo miserable” a la “eficiencia”: el nuevo paradigma según Caputo

Hacia el cierre, Caputo se despegó de los esquemas económicos anteriores y planteó un cambio de paradigma. Definió la etapa previa como “Argentina miserable”, marcada por “un tipo de cambio real altísimo, salarios miserables en dólares e industrias protegidas”. Afirmó que ese modelo “se terminó” y que ahora la competitividad se buscará por eficiencia y no por empobrecimiento.

“El esfuerzo debe venir del sector público, pero también del privado, que tiene que volver a invertir”, advirtió. Reiteró que el objetivo es bajar impuestos en la medida en que se mantenga el equilibrio fiscal. Lo que aún no precisó es cómo se garantizará ese camino en una economía aún golpeada por la recesión, con caída del consumo y múltiples sectores que no logran recuperarse.