“No tengo facultades”, dijo al irse. A un mes de asumir, renunció el secretario administrativo del Senado. Reacomodamiento express en la Cámara alta.
Legislativas06 de junio de 2025
Juan Manuel Villarreal
La vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel, enfrenta una nueva reconfiguración interna en el Senado. Este viernes 6 de junio, Eduardo Viramonte Olmos, el secretario administrativo del cuerpo, presentó su renuncia indeclinable, apenas un mes después de haber asumido.
En una carta dirigida directamente a la presidenta de la Cámara alta, a la que accedió Infobae, el funcionario argumentó: “No cuento con las facultades necesarias para el ejercicio del cargo que me fuera conferido”. En el mismo texto, añadió que por “razones de decoro y de ética republicanas” no podía continuar en funciones.
Abogado cordobés, Viramonte Olmos había sido designado como parte del círculo de confianza de Villarruel, con la tarea de gestionar aspectos clave del Senado, especialmente los presupuestarios. Su nombramiento había sido aprobado con el voto mayoritario de la Cámara, incluyendo el apoyo de algunos senadores del kirchnerismo.
Sin embargo, en solo semanas, su rol fue progresivamente desdibujado. La vicepresidente inició un rediseño de su equipo que incluyó un recorte de atribuciones para el secretario administrativo y la llegada de nuevos colaboradores con mayor incidencia.
Entre los nuevos integrantes del círculo cercano a Villarruel se destacan Claudio Gallardo, Iris Speroni, Mario Russo, María Eugenia Tasende y Juan Manuel Gestoso Presas. Ellos reemplazan no solo a Viramonte Olmos, sino también a Juan Martín Donato, Gonzalo Izurieta y, en una etapa anterior, a María Laura Izzo.
La reconfiguración del equipo de trabajo se da en un contexto complejo: persisten tensiones con el presidente Javier Milei y su hermana Karina, secretaria General de la Presidencia, con quienes Villarruel mantiene una relación fría y con señales de distanciamiento político creciente.
El nombramiento de Viramonte Olmos se había realizado en la sesión del 7 de mayo, cuando el Senado retomó el debate frustrado de febrero por falta de quórum. En aquella jornada se había acordado el reparto de cargos con respaldo de diversas fuerzas políticas, incluyendo:
También se habían aprobado otros nombramientos clave en la estructura administrativa y parlamentaria, como Agustín Guistinian, María Dolores Martínez, Lucas Clark y Manuel Chavarría.
Pero apenas un mes después, la renuncia de Viramonte marca un nuevo sobresalto en la Cámara alta, donde las internas y los reacomodamientos parecen no tener pausa.
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